La palabra del año, para la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Agencia EFE y la Real Academia Española, no es una palabra sino dos: inteligencia artificial. Esta construcción o “expresión compleja” de género femenino está definida en el diccionario académico como “disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico”. El concepto se había incorporado al Diccionario de la lengua española en 1992 y, treinta años después, la FundéuRAE lo seleccionó por su importante presencia en los medios de comunicación durante 2022, así como en el debate social, debido a los diversos avances desarrollados en este ámbito y las consecuencias éticas derivadas.

“El análisis de datos, la ciberseguridad, las finanzas o la lingüística son algunas de las áreas que se benefician de la inteligencia artificial -señala el comunicado de FundéuRAE-. Este concepto ha pasado de ser una tecnología reservada a los especialistas a acompañar a la ciudadanía en su vida cotidiana: en forma de asistente virtual (como los que incorporan los teléfonos inteligentes), de aplicaciones que pueden crear ilustraciones a partir de otras previas o de chats que son capaces de mantener una conversación casi al mismo nivel que una persona”. En 2001, el director estadounidense Steven Spielberg popularizó la expresión al estrenar su película A.I. Inteligencia Artificial.

Para los académicos, la expresión “inteligencia artificial” estuvo muy presente por las implicaciones éticas que supone el desarrollo de la inteligencia de las máquinas. “Las dudas sobre hasta qué punto el trabajo que es capaz de realizar esta tecnología supondrá la sustitución de ciertos profesionales ha sido uno de los grandes debates de este 2022″, dictaminaron.

“En general, se busca LA palabra del año, pero nada impide que sean dos -dice el lingüista y lexicógrafo Santiago Kalinowski, de la Academia Argentina de Letras, a LA NACION-. Es como si fuera una. No hay otra manera de referirse a esa realidad”.

Desde el punto de vista lingüístico, la FundéuRAE ha seleccionado esta construcción como su palabra del año por las dudas que ha generado su escritura. La expresión inteligencia artificial es una denominación común y, por lo tanto, lo adecuado es escribirla enteramente con minúsculas. Es también habitual el empleo de la sigla IA, que sí se escribe con mayúscula, y que es preferible a la inglesa AI (correspondiente a artificial intelligence).

Otro de los desafíos que implica la inteligencia artificial es enseñar a las máquinas cómo emplear adecuadamente el español, a fin de conservar la unidad del idioma que comparten más de quinientos millones de personas. Precisamente con este objetivo nació el proyecto LEIA de la Real Academia Española (RAE).

La palabra ganadora de 2022 fue una de las doce candidatas. Las otras once están relacionadas con la economía, la tecnología, la crisis ambiental y las consecuencias derivadas de la guerra en Ucrania: apocalipsis, criptomoneda, diversidad, ecocidio, gasoducto, gigafactoría, gripalizar, inflación, sexdopaje, topar y ucraniano.

Esta es la décima ocasión en la que la Fundación escoge su palabra del año. Las anteriores ganadoras fueron escrache (2013), selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018), los emojis (2019), confinamiento (2020) y vacuna (2021). En su comunicación, los académicos dan por terminada la pandemia. “Inteligencia artificial se convierte así en la primera ganadora tras la pandemia del coronavirus, que marcó la actualidad de los dos años anteriores”, señalan.

Mientras tanto, en inglés

En lengua inglesa, varios prestigiosos diccionarios se anticiparon a FundéuRAE en la elección de la palabra del año. El diccionario de Oxford eligió la expresión “goblin mode” (modo duende) como la palabra del año. Esta otra “expresión compleja” describe un tipo de comportamiento despreocupado, autocomplaciente, perezoso, descuidado y “que rechaza las normas o expectativas sociales”. El segundo puesto fue para la palabra “metaverso” cuyo primer uso data de 1992, en la novela de ciencia ficción Snow Crash, de Neal Stephenson.

FUENTE LA NACION

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